4 de setembre del 2008

Decepcionante Savater

Por un momento albergué la esperanza de que el último artículo de Fernando Savater, que titula "Balance" (a propósito de su "Manifiesto por la Lengua Común"), pudiera aportar algún elemento de concordia. La esperanza se insinúa cuando dice que le parece "una obligación de cortesía intentar finalmente hacer balance y responder a quienes se han molestado en hacer objeciones inteligibles a esa propuesta ", pero empieza a desvanecerse apenas tres líneas después cuando afirma que no piensa ponerse "a cuatro patas, como se requeriría para responder a otros". Desgraciadamente esa actitud arrogante y perdonavidas no es sólo una pésima introducción, es toda una declaración de intenciones.

¿Cuales son, entonces, las objeciones que Savater considera dignas de su atención?. Pues parecen resumirse apenas en una: el hecho, reconocido, de que en las comunidades bilingües el uso de la lengua castellana ya es preeminente y que los niños conocen perfectamente el castellano aunque estudien en la lengua cooficial correspondiente. A esa (¿objeción?) viene a responder Savater que, naturalmente que así es, y así debe ser, pero que esto no es suficiente. Y a partir de ahí remacha una vez más, si cabe con más contundencia, lo ya expuesto y reiterado en el Manifiesto. Ese es todo el "balance". Bueno, eso y la pataleta que comentaré más adelante.
Por supuesto no es mi intención volver sobre el argumentario; se ha dicho ya todo lo que se podía decir por parte de quienes tienen autoridad para hacerlo. Lo que me interesaba aquí era el "balance" que prometía el título del artículo, y la decepción no puede ser mayor. Savater, al igual que han hecho algunos de sus correligionarios, se parapeta detrás de la supuesta indigencia intelectual de sus críticos para ningunearlos sin ni siquiera nombrarlos. Ni una mención, no ya a los de la trinchera contraria, sino a gentes que, con vocación de diálogo, como Puigverd, Victoria Camps, Branchadell, Sanchez-Cuenca, etc. aportaron su honesta reflexión al debate.

Particularmente hiriente me ha parecido el párrafo con el que despacha a los "profesionales de la filosofía política". Con ese despectivo término parece querer zaherir al sociólogo Ignacio Sanchez-Cuenca ( véase su contribución al debate en este artículo) pero de hecho alcanza de lleno a Victoria Camps y Anna Estany -estas sí, catedráticas de Filosofía- que firmaron conjuntamente un razonado artículo (bastante amable con Savater, por cierto). A Savater la opinión que sostienen las filósofas, de que el problema "no se arregla con cambios en la Constitución -¡Dios nos libre de intentarlo!-, sino con sentido común", le parecen "insólitos consejos para venir de profesionales de la filosofía política". No explica (?!) donde radica lo insólito o lo extravagante, ni el porqué de tan expeditivo juicio.

Pero finalmente, en el último párrafo, Savater se torna más trasparente: "Porque el busilis de la cuestión no es el bilingüismo, desde luego, sino el biestatismo (...) Se trata, en efecto, de una cuestión política, como con rara clarividencia [otra vez el perdonavidas] han señalado algunos de nuestros críticos". ¡Acabáramos!, se trata sobre todo, y por encima de todo -el "busilis" de la cuestión- de una cuestión política. Bueno, por lo menos esto debería aliviar al denostado presidente de la Real Academia de la Lengua, don Víctor García de la Concha que, con buen criterio, se negó a implicar a la RAE en esa cuestión política.
Y esta es mi decepción: donde tenía la esperanza (admito que leve, pero esperanza al fin) de encontrar la prudencia escéptica del filósofo, me encuentro con la arrogancia intransigente del político. Una pena.

6 comentaris:

  1. Brian, el balance es que no hay balance.

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  2. Brian, yo que no soy Brian te recomiendo, ya que te gusta argumentar, que te pases por este foro... es una invitación educada y espero que como tal sea respondida...

    http://santiagonzalez.blogspot.com/

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  3. Estimado Brian (y señora): He recibido su mensaje y le pido disculpas por un comentario calificador poco afortunado en el blog al que le indique. El suyo en mi humilde morada dedicada al wargame lo he suprimido por no adecuado a la temática, pero no por impertinente. La invitación a debatir en el blog de Santiago Gonzalez se debía a que el tema que usted trata en este post ha sido discutido con profusión en dicho blog....

    Sobre mis actividades en dicho blog, tiene usted razón, muchas veces me limito a proponer temas enlazando a artículos de periodico... soy mejor iniciador de debates que argumentador, pero nunca rehuyo un buen intercambio de pareceres, de los que usted parece también tener algunos...

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  4. Y metamonos en harina, en su argumento contra Savater. No soy yo quién debiera defender a Savater, sino el propio Savater, pero si me permitire buscarle tres pies al gato de su crítica. Presupone usted una actitud "arrogante y perdonavidas" en la contestación de Savater, al no tener en cuenta ciertas objeciones presentadas al Manifiesto, para, al mismo tiempo alabar a las profesoras Camps y Estany que afirman también lo mismo, que ciertas críticas no se han leido el Manifiesto sino que se han limitado a enarbolar un anti-catalanismo (por ejemplo) victimista y manido y también un poco asustadizo (esto último es opinión mia), más por redito político que por deseo de tener un debate filosófico o lingüistico.

    Sobre el argumento final de su crítica, que estamos ante un problema político, las mismas profesoras lo reconocen y Savater lo confiesa. Estamos hablando de derechos, individuales o colectivos, y es en ese debate, sobre la preeminencia de unos sobre otros donde nos jugamos los cuartos. No estamos en discusiones de salón o de café, sino en la política, donde también los filósofos griegos se mancharon su impolutas togas. En la justificación ética o filosófica de porque la Generalitat tiene derecho a obligarme a estudiar en una lengua o yo tengo derecho a exigir estudiar en otra. Quizás sea un debate "político" pero su error, querido Brian, es creer que no tiene nada que ver con la filosofia...

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  5. No creo haber caído en el error que se me imputa. La filosofía política se ocupa de los derechos de los ciudadanos, de las fuentes que los legitiman y de como deben articularse los conflictos de derechos entre los ciudadanos y entre estos y el estado. La filosofía se asienta sobre la duda, el consenso (el "apaño", que dice Savater) y el sentido común. El filósofo Savater no sólo no entra para nada en la filosofía política, sino que la rechaza explícitamente. Lo que él defiende es la preeminencia del fuerte sobre el débil por una especie de derecho natural superior. Y si este no es suficiente se reforma la Constitución y santas pascuas. Savater denuncia la normalización "por las bravas", pero le parece lo más natural del mundo (y seguramente nada bravo) "el derecho a poder utilizar siempre que uno lo desee la lengua oficial del país del que somos ciudadanos, aun allí dónde coexiste con otras regionales".

    Savater sabe -y yo con él, porque pertenezco a su misma generación- que la Constitución fue un encaje de bolillos en el que ninguna de las partes salió satisfecha. Pero precisamente gracias a este "apaño", a esa transacción, hemos vivido el periodo más largo de democracia de toda nuestra historia. Y ahora nos sale el hombre denostando a los "profesionales de la filosofía política" porque abogan por el sentido común y por mantener la Constitución.

    Si se abriera el melón de la Constitución los españolistas querrían reformarla en sentido que propone Savater, pero otros, con igual derecho, propondrían un estado federal, o confederal, o republicano, o vaya usted a saber. No digo que no tenga que reformarse o enmendarse nunca, quizá algún día habrá que abordar la cuestión, pero no como consecuencia de un "trágala " de la mayoría sobre la minoría, sino de nuevos acuerdos y nuevos consensos.

    Bueno, me he extendido más de lo que era mi intención. Como ya dije en la entrada del blog, no entro en el Manifiesto en sí, que ya fue suficientemente debatido y para lo cual no me considero técnicamente cualificado; mi única intención era poner de manifiesto mi decepción con lo que prometía ser un "Balance" y sólo fue un "más de lo mismo".

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  6. Los dos artículos enlazados, con independencia de su "traducibilidad" a efectos prácticos, me han parecido muy buenos, muy razonables, mesurados y sensatos

    Un abrazo.

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