Acabo de subir del quiosco y escribo en caliente. Ya se que no es recomendable, pero últimamente ando un poco atareado (y no muy motivado) de manera que si no es así no lo hago.
Es domingo, y con el correspondiente ejemplar del diario (en este caso, El Periódico) viene un libro, de espesor y peso respetable, con el título en portada de "barcelona, capital econòmica", y en el pié: Ajuntament de Barcelona. Papel cuché tamaño A4, 173 páginas con profuso alarde fotográfico, etc. No me importa, ni viene muy al caso, quién o quienes han sufragado, y en qué proporción, el gasto. Seguramente los responsables del ayuntamiento nos argumentarían que el libro no sólo no les ha supuesto un gran dispendio sino que, a lo mejor, incluso han hecho negocio con el mismo (lo dudo). No, no es ese el tema. Es, por encima de todo, un problema de ética, de seriedad, de decencia. Las instituciones no pueden -no deberían- estar al servicio de los partidos que las gobiernan, y esto es, exactamente, lo que está sucediendo. La propaganda institucional es una descarada propaganda al servicio de los partidos. Es una malversación de caudales públicos, por más que formalmente no se pueda calificar como tal.
Desde luego el problema no es nuevo ni se circunscribe, obviamente, al Ajuntament de Barcelona; sin salir del ámbito de Cataluña, desde que tengo memoria democrática, todas las instituciones, pero sobre todo la Generalitat de Catalunya y el Ajuntament, han venido martilleándonos, con todos los medios a su alcance. Desde la "Catalunya cara neta" y "La feina ben feta" o el "Som 6 milions" hasta el "en la sopa punt.cat". Y, por supuesto, el "Gobierno de España" no se queda atrás, faltaría más. En un país que sería el hazme reír de Europa -si la irritación no ahogara la risa- en cuanto a señalización de carreteras, lo único que destaca y queda clarísimo en una obra pública es el letrero que anuncia la institución promueve la obra. Las medidas y tipos de letra del rótulo -estas sí, no las que señalizan la obra y la ruta alternativa- son incluso objeto de minuciosa reglamentación en el Decreto Ley correspondiente.
Uno tendría la tentación de añadir que, estando como estamos en el epicentro de la crisis, ese gasto en la llamada eufemísticamente "publicidad institucional", es más indecente si cabe. Digo sólo "tentación" porque ya no sabemos qué es gasto superfluo, o corriente -que, nos dicen, hay que restringir- y qué es inversión, o inyección de dinero público -que, nos dicen, hay que promover- ¿A quién se lo preguntamos?: ¿A las instituciones...? ¿A los partidos...? ¿A los medios de comunicación que reciben el preciado maná...? ¿A las agencias de publicidad, imprentas o editores que malviven de ello...? ¡País!
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Brian, sin la propaganda institucional los diarios tendrian que cerrar en dos días, el problema es que la contratación de la propaganda viene con la recomendación de hablar bien de la parte contratante de la primera parte...
ResponEliminaEsta me hace mucha gracia:
ResponElimina---------
Gestha asegura que los pagos de más a Hacienda se han convertido en el depósito de ahorro más rentable
MADRID, 19 Feb. (EUROPA PRESS) -
Los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) denunciaron hoy el "efecto perverso" que la Agencia Tributaria está propiciando al mantener en el 7% los tipos de demora para el aplazamiento de la deuda fiscal, algo que afecta a las devoluciones por los impuestos ingresados por error o exceso, dando lugar así al "depósito de ahorro más competitivo del mercado con la garantía total del Estado".
Según Gestha, este efecto puede llevar a que inversores nacionales y extranjeros descubran las "grandes ventajas" de depositar su patrimonio en la Agencia Tributaria, con tan solo presentar una declaración de impuestos errónea y solicitar su devolución con intereses en el plazo máximo de cuatro años.
De hecho, cree que este nuevo "depósito AEAT" es un producto financiero "exquisito" por su "gran flexibilidad", ya que no sólo garantiza la devolución de la totalidad del capital a vencimiento, sino que además permite al ahorrador fijar libremente el plazo de su depósito y beneficiarse hasta el día de cobro de un tipo de interés que duplica al del mercado, sin comisiones por devolución, cancelación o gastos de gestión.
Por este motivo, considera que, para impulsar el ahorro, resulta "más rentable" fiscalmente hacer un ingreso indebido a la Hacienda Pública y solicitar su devolución transcurrido un tiempo, que comprar Deuda Pública (Letras del Tesoro, Bonos u Obligaciones del Estado). Además, este "pseudoproducto financiero" ofrece al contribuyente más seguridad que cualquiera de los instrumentos de ahorro presentes en el mercado, ya que es el propio Estado.
Según los técnicos, esta "paradójica situación" en la que la Agencia Tributaria actúa al mismo tiempo como "órgano recaudatorio y financiero" es consecuencia del alto interés de demora fijado por la Ley de Presupuestos para 2009, aprobada hace dos meses, que establece en un 7% el tipo de interés aplicable a los aplazamientos o fraccionamientos de las deudas tributarias.
Así, Gestha propone al Gobierno que apruebe "inmediatamente", por Real Decreto Ley, la rebaja del tipo de interés de demora y del interés legal del dinero hasta situarlo en el entorno del Euribor a un año para facilitar el pago de los impuestos a las familias y empresas en dificultades y evitar el "efecto perverso del depósito AEAT".
Sirwood.
Increible, lo habrán hecho aposta.
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