3 d’agost del 2008

Notas para españoles

Comenta López Burniol, en su columna de El Periódico de hoy domingo día 3, la impresión que en sendos colegas suyos de Andalucía produjo su libro "España desde una esquina". De forma cortés pero directa ambos vienen a coincidir en que el tema no les interesa. Uno de ellos expresa su desaprobación en forma metafórica: "no te pierdas en este mar sin orillas y navega por otras aguas"; frase que me ha recordado aquella otra, seguramente apócrifa, que se atribuía al Caudillo: "haga como yo, no se meta en política". Al leerlo he recordado algo que me llamó la atención cuando leí el libro: el subtítulo, "Notas para españoles", que, según el propio Burniol aclara, se refiere a los destinatarios del libro. Me lo ha recordado porque, si la opinión de sus antiguos colegas es representativa de un segmento importante de España -y yo me temo que sí lo es- su prédica habrá sido en el desierto. No del todo, ciertamente: Rajoy en una ocasión blandió uno de sus artículos en el Congreso, pero barrunto que no era ese el fin para el que Burniol tejió sus argumentos.

Recientemente, con ocasión de la publicación de las balanzas fiscales, se han oído repetidamente en medios catalanes expresiones del estilo de: "ahora no se podrá decir decir que Cataluña no es solidaria" y cosas similares. Naturalmente, cuando las quejas contra Cataluña no sólo no han amainado sino que -en base a lo que desde España se considera una actitud contumaz- han arreciado, el desconcierto y la irritación han cundido a partes iguales. Cataluña es, para España, una piedra en el zapato, un incordio, un estorbo. Hay un hartazgo de Cataluña. Da igual cual sea la magnitud del déficit o del superávit -¿a quién le importa?- Cataluña no deja de presentar problemas mientras Euskadi (terrorismo y manías del lehendakari aparte) se maneja bien con España; siempre lo ha hecho. Por lo tanto está claro, es Cataluña y no Euskadi la piedra en el zapato. A nadie desde Euskadi se le ocurriría querer arreglar España -el problema no va con ellos- y a nadie desde España se le ocurrirá pedir solidaridad a Euskadi. Así les va bien a unos y a otros.

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