En uno de los chistes que contaba el malogrado Eugenio, con su personal e intransferible estilo, un escritor novel se encuentra con un amigo, que le saluda cordialmente: "¡He comprado tu libro!". A lo que responde el escritor en tono bajo y vacilante: "Ah... ¿fuiste tu? ".
El otro día me pasó algo bastante parecido con respecto a este blog (la realidad imita, a veces, la ficción). La anécdota me llevó a rumiar -una vez más- la pregunta que encabeza esta entrada. Mis primeros escarceos en Internet, hará diez o doce años, fueron a través de los grupos de news. La conexión, mediante modem a la línea telefónica, era muy austera: se limitaba a enviar y recibir mensajes que luego uno procesaba tranquilamente off-line. Luego descubrí las listas de distribución, que es una variante algo más personalizada de lo mismo: la gente escribe y opina mediante mensajes que son distribuidos a todos los miembros suscritos a la lista. Finalmente el acceso generalizado a la banda ancha popularizó los foros y un sin fin de formas más de comunicarse, entre ellas el blog.
A mí, personalmente, el formato me resulta incómodo. En el foro el debate fluye de forma multilateral, sin urgencias, hasta que el tema se agota, o languidece por sí mismo; el blog es más encorsetado, las etapas afloran y se queman al ritmo que marca el anfitrión, para quedar luego sepultadas por el calendario, quizá sin fechas, como quería Josep Pla. Por contra, el blog permite explayarse sin más límites que los que uno mismo se imponga; en un foro hubiera sido imposible, por ejemplo, volcar la larga serie de reflexiones personales que, sobre el libro de López Burniol, he puesto aquí.
Hay otra diferencia, que me gustaría ilustrar con un ejemplo entrañable (y no digo entrañable como una figura retórica): el que fuera mi maestro de matemáticas en el bachiller solía animarnos encarecidamente a que hiciéramos chuletas, cuanto más perfeccionadas e ingeniosas mejor. Ante la mirada incrédula de algunos, les aclaraba: "no os preocupéis, ya me encargaré yo de que no las saquéis en el examen, pero vosotros hacedlas, que es la mejor manera de que se os quede algo de lo que aquí os explico". Todavía otro ejemplo: todo aquel que se haya visto en el trance de tener que explicar algo, se ha dado cuenta de que uno no entiende realmente una materia hasta que ha sido capaz de explicarla. Es decir, que aunque nadie, o casi, me lea, este es el mejor ejercicio que se me ocurre para discurrir sobre un tema. Cierto que para eso no hace falta publicar lo escrito, pero el hacerlo añade un plus de autoexigencia.
"Se olvida usted de la vanidad" -dirá alguien con sorna. No, no me olvido. ¿Qué otra cosa, que el anhelo de aquellos míticos 15 minutos de gloria warholianos, puede estar detrás de tantos millones de escritores frustrados?; ¿vanidad... o quizá demanda de cariño?. Dicen que dijo Gabriel García Márquez: "yo escribo para que me quieran más mis amigos"; si quién es multimillonario de afectos todavía pide más, ¿que no harán los pobres por unas migajas?.
¿Es esta toda la explicación al boom de los blogs?. No lo creo. Sería una exageración decir que hay tantas explicaciones como blogs, pero no hay duda de que cada uno tiene la suya. ¿Qué tienen en común blogs que son leídos por miles de personas, con otros que no lee prácticamente nadie?, ¿o los más específicos con los absolutamente generalistas?, ¿los políticos con los filosóficos?. Aparte del formato, poca cosa más. Pero ¿por qué el fenómeno ha tenido una tal explosión que incluso los periódicos y revistas más prestigiosos del mundo han (¿forzado?, ¿inducido?) a sus columnistas a mantener un blog en paralelo con los artículos publicados en papel?. Y otros aún, como por ejemplo Lluís Foix, (pionero, por cierto del periodismo digital) mantienen un segundo blog genuinamente personal e independiente. Los aficionados al esoterismo cientifista nos hablarán quizá de una red neuronal, casi mística, de la que todos, sin ser conscientes, formaríamos parte y, en fin, seguro que hay algunos cientos de interpretaciones más. Pero, en el fondo del fondo, yo, sigo sin saber muy bien para qué sirve un blog.
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Brian,si el aleteo de una mariposa puede ocasionar un tornado en la otra punta del mundo, imagínate las consecuencias de la interacción de cientos de millones de personas opinando, leyendo y contestando en los blogs.
ResponEliminaPues este es el caso, que una mariposa puede causar una microturbulencia que, a lo mejor, se amplifica por azar, pero millones de mariposas es lo más parecido a una olla de grillos...
ResponEliminaHola Brian..yo tampoco sé bien que es lo que quiero pero estudié Bellas Artes y Diseño y realmente me fascinan los montajes y esa especie de performance que logro a través de unas palabras...un video,un pensamiento,una frase,una canción...
ResponEliminaNo soy practicamente comentada peero me visitan...si no posteo me buscan...a veces creen que lo que expongo me pasa a mí....he sido alguna vez una gran Lady cuando en la realidad mi vida son mis hijitos..mi marido ...una casa etc...
Creo que es un mundo paralelo a uno...tampoco obsesionarse...pero de verdad una apertura de mente para intercambios con otros...en la distancia ...me parece rescatable...Se conoce gente muuuy inteligente....increíble y otras no tanto...en fin...la magia de esto radica en el click the mouse.....yo lo comienzo y yo le pongo fin...comodamente sentada en una silla ....diría ya sabés quien
Te dejo saludos...mi primer blog :
http://ladelosangeles.blogspot.com
por si querés darle una ojeada a mis pinturas...y sino en la dirección de Alter tambien hay enlaces....
Saludos