Con más frecuencia de la esperable me sorprendo a mí mismo defendiendo causas por las que siento escasa o nula simpatía.
Según leo el pasado sábado en la prensa, la nueva directora de Televisió de Catalunya, Mónica Terribas, se propone reducir la presencia de políticos en TV3 para que los contenidos de la misma sean "más equilibrados". Es difícil no poner en relación esta noticia con la que leíamos hace un par de meses según la cual el diputado del PSC, Joan Ferrán, reclamaba "una televisión más neutral, objetiva, plural, informativa y sin sesgo partidista", porque, decía, "hay que arrancar la costra nacionalista de las emisoras de la Generalitat". No voy a cometer la ingenuidad de creerme las buenas intenciones que supuestamente expresa Ferrán en el primer entrecomillado, pero creo que hay mucho de verdad en el segundo. López Burniol expresaba de forma muy gráfica el sesgo con el que, a su juicio, se había hecho el Estatut de Catalunya: "con la misma mentalidad con la que se facilita la información meteorológica en TV-3: de espaldas a España". Pero es que en el caso de los medios de la Generalitat, la cosa es más grave: no es que estén hechos de espaldas a España -lo cual no me parecería ningún cataclismo, habida cuenta del resto de canales y emisoras a que tenemos acceso- sino que están hechos de espaldas a más de la mitad de la propia población de Cataluña. Y quede claro que no me refiero a la lengua en esos medios, que es y debe seguir siendo el catalán, sino al sesgo ideológico.
Decía al principio que me sorprendo a mí mismo defendiendo causas por las que siento escaso entusiasmo, porque soy bastante crítico respecto de los políticos y bastante escéptico respecto de sus virtudes y capacidades. El otro día, sin ir más lejos, dejaba un comentario en el blog de Lluís Foix en el que me lamentaba por la poca vocación que parecen sentir las mentes más preclaras de nuestro país por la cosa pública y me preguntaba por las causas que puedan subyacer a esta particular sequía. Pero al mismo tiempo reniego del reduccionismo comodón de traspasar la responsabilidad de todos los vicios de la sociedad a unos políticos que, a fin de cuentas, no son más que el reflejo de esa misma sociedad. Y particularmente, en este caso, me parece que hay una carga importante de hipocresía en la actitud pretendidamente purista de unos profesionales, con respecto a los políticos, cuando muchos de ellos, en buena medida, están donde están por su probada fidelidad a una determinada ideología política: el nacionalismo catalán.
Subscriure's a:
Comentaris del missatge (Atom)
Brian: Es evidente que no se puede generalizar, sin duda existen políticos que merecen la mayor consideración, pero lo que apuntas no es menos cierto, hoy en día los políticos son elegidos por la fidelidad a la causa más que por su valía.
ResponElimina